David Lorenzo Barista de El Elefante de Jade
Todo empezó en
granada, tierra de té.
Historiador de formación. La vida me llevó a Granada, para terminar los estudios que me permitirían ejercer la que pensaba sería mi profesión y vocación: ser profesor. Finalmente, y como puede intuirse no fue así.
Granada me abrió un nuevo mundo al recorrer su calles, su cultura del té y los mágicos olores que encuentras en ciertas calles. Descubrir el té fue un mundo nuevo para mí, me apasionaba todo lo que rodeaba su mundo. Poco a poco, fue convirtiéndose en parte del mío.
Años después y al asistir a certámenes relacionados con el Té, inevitablemente descubrí el mundo del café. Que hasta entonces conocía como consumidor. Aquí sí, mi vida cambió por completo. Descubrir la cultura del café fue otro antes y después en mi vida, y lo que me trajo hasta aquí.
Empecé la formación como barista tanto en Barcelona, como en Londres. Poco a poco, fui conociendo en profundidad y detalle ambos productos (café y té). Desde entonces, me convertí en Barista profesional y purista del buen café: no solo del producto, también de todo el proceso que hace posible los momentos del café en sí.
Hoy y ahora, te invito a que descubras la selección que he realizado personalmente de los mejores cafés y tés que he podido encontrar para esta temporada.
¿Qué hace único al Elefante de Jade?
Es muy sencillo. Que amo el mundo del café.
Selecciono productos de pequeños productores/fincas de los distintos orígenes.
Solo puedo recomendarte el café o el té que yo tomo cada día.
Y bajo esta premisa hace más de 10 años creé lo que hoy es El Elefante de Jade. Selecciono productos de pequeños productores de los distintos orígenes del mundo. Esto me permite dos cosas principalmente, y son:
Supervisar el proceso íntegro
Las pequeñas fincas y productores son muy accesibles. Permiten que pueda supervisar la producción con la máxima transparencia y disposición.
Trabajar con amantes del café
Te sorprendería saber la cantidad de productores que no aman el mundo del café, pero sí del dinero. Precisamente por esto, los pequeños productores son casi siempre garantía de pasión y amor por el café, y por tanto, por la calidad del mismo. Tiene sentido, ¿verdad?
